La palabra tiene una fuerza muy arrolladora en muchas ocasiones,
depende de quien la pronuncia te cautiva y te llega al alma. Palabras que
embrujan cargadas de sentimiento, que enamoran si tienen una historia buena que
contar, en las que a pesar del calor que se respiraba en el ambiente han hecho
magia en los oídos para que nadie se mueva y llegue al éxtasis final poniéndose
en pie y rindiéndose ante un emocionado pregonero, que regó con su esencia el
antiguo Casino de la capital, desprendiendo un aroma cargado de personalidad.
El cielo ha empezado a rugir, a
clamar esa ovación a las cinco de la tarde, esa hora tan taurina en la que las
buenas faenas comienza y que quedan prendidas en el recuerdo de los buenos
aficionados. Esos truenos rugían ante el preludio de lo que acontecería a las
nueve de la noche, donde un almagreño de pro, dueño y señor de una voz que
cautiva, nos dejaba obnubilados con las palabras que entonaban sus cuerdas
vocales y nos deleitaba con uno de los pregones con más personalidad e historia
de los últimos tiempos.
No es que quiera exaltar al
pregonero de este año, que no es otro que Álvaro Ramos Golderos, es que todo el
recinto se ha puesto de pie a ovacionarlo tras el término de este magnífico
pregón en el que el protagonista indiscutible era “Cagancho”. Un torero que
según palabras del propio Ramos “aún no se le ha hecho justicia”. Un torero de
arte que ha escrito las páginas más importantes de la historia del toreo y por
lo que más se le recuerda es por el típico dicho de que “has quedado peor que “Cagancho”
en Almagro”. Pero tras esta historia se encierra una apasionante vida de un
torero gitano que en su época encandiló al aficionado, como esta noche lo ha
hecho Álvaro Ramos con su investigación sobre este singular maestro “trianero,
gitano y guapo” Joaquín Rodríguez Ortega “Cagancho”.
Abría el acto, otra singular voz
que lleva la pasión por bandera, Juan Luis Huertas. Quien se ha encargado de
presentar al pregonero con una acertadísima descripción de la vida de este gran
aficionado, que con su verbo nos ha dado una magistral lección de tauromaquia. En
la que nos ha contado anécdotas, que muchos de los presentes desconocíamos, o
bien por la edad o bien por no ser investigadores de nuestras raíces taurómacas
como lo es Álvaro Ramos.
Aunque pueda parecer que un
pregón basado en un torero del siglo veinte no es lo más correcto, no hay
ningún protocolo que marque el tema que cada pregonero tiene que elegir para
pregonar las fiestas taurinas en honor a la Virgen del Prado. Álvaro Ramos ha
sabido encauzar muy bien su pregón, ha sido un acierto elegir a “Cagancho” como
tema central del mismo. No debemos dejar en el olvido la personalidad con la
que ha marcado desde el principio hasta los cerca de 60 minutos que ha durado
su prosa, el contenido de la misma. Ramos es personalidad pura. Ha sido 100%
él, mostrando sus desacuerdos con la fiesta, exigiendo el por qué no hay esas
espantadas que existían antes, puesto que con ellas también el público se
encontraba activo. No como ahora que termina aburrido, sin participar viendo
tarde tras tarde lo mismo. Ha exigido ser exigentes con lo que se ve, valga la
redundancia, puesto que es ahí donde la voz del aficionado toma fuerza. Si ha
dado un toque de atención con esto, también lo ha dado con los libros, en los
que ha manifestado que “leer fortalece y enriquece”, en los que se adquieren
conocimientos para formarse y culturizarse. Varios han sido los títulos que ha
recomendado de los muchos que existen en el mercado actual.
Y sí con el cierre de su pregón,
en el que ha recitado unos versos dedicados a la niña de sus ojos que es su
hija, se le ha dado una fuerte ovación, con el significado que conlleva ello,
que ha triunfado y salido por la puerta grande. Otra gran ovación de la noche
se la ha llevado el párroco Don Pedro Lozano. Su presencia para el pregonero ha
tenido un gran valor, por el esfuerzo que ha hecho y por conseguirle la partida
bautismal de Joaquín Rodríguez Ortega. Ha mediado en la parroquia de Santa Ana
en Triana para que ese documento obre en poder del pregonero.
No quiero olvidarme de algo tan
importante que ha dicho Ramos, como el hecho de que ahora la tauromaquia tenga
tantos detractores y haya tanta demagogia con el tema de los animalistas. Ha
dicho que la diferencia entre estar de acuerdo un antitaurino y un taurino es
de 15 minutos. Son los minutos en los que el arte marca la diferencia. Puesto
que el arte es tan subjetivo que cada uno lo interpreta y valora como mejor
cree. Sobre todo como le hace sentir.
La enhorabuena al Ateneo por
organizar junto al Ayuntamiento de Ciudad Real un acto de la magnitud del
pregón con el que da el pistoletazo de salida para la feria taurina, en la que
tanto el presentador como el pregonero han emplazado a todos a estar en el
tendido disfrutando de los carteles que ha organizado la empresa. Álvaro Ramos
no ha podido dejar en el olvido que este año es cuando se celebra el veinte
aniversario de la alternativa de Aníbal Ruiz y es un placer para él ser el
pregonero en tan importante Feria.Como también ha recordado a Emilio Huertas que
en Almagro se le quiere mucho.
Todo su pregón ha estado muy bien
documentado e ilustrado con imágenes que en movimiento hacían más atractivo el
acto, que de por sí solo con la palabra nos hubiera bastado, pero siempre es de
agradecer el ver documentos e imágenes de antaño.
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