Había ganas de ver a Lolita en La
Mancha y en especial en Valdepeñas, pero no sólo a Lolita sino que también a
Juan Fernández y Tina Sainz, actores muy conocidos por la gran mayoría del
público presente en el Auditorio Francisco Nieva. Antes de la función no se
escuchaban nada más que halagos para estos tres actores que forman parte del
elenco que compone la obra de Fedra junto a Críspulo Cabezas y Michel Tejerina.
No hay que dejar de escuchar las
voces de los que han estado hora y media vibrando con una obra tan potente que
latía al ritmo del corazón que llenaba el escenario nada más acceder a tu
localidad. Un corazón que ha sido el centro de toda la trama que se ha
desarrollado sobre las tablas de este auditorio de Valdepeñas. Al igual que con
cada palpitación del corazón sus conversaciones llevaban ese ritmo cadencioso,
se fundieron al final de la misma, casi sintentizándose con la obra. Lo único
que les faltó es estar en el escenario para haberlo logrado, aunque desde sus
butacas demostraron lo mucho que habían sentido esta tragedia clásica y lo que
les había gustado. Porque cuando se presenta una obra de tal magnitud el calado
en el corazón del espectador está más que asegurado.
Como bien he dicho antes, el
corazón del escenario te atrapa, su latido te llega y mucho más lo que encierra
en él. Ese corazón es el de Fedra, una mujer que está muerta en vida por amar a
quien no debe. El corazón es un órgano que va por libre y por mucho que
intentemos luchar por eludir lo que nos hace sentir, es imposible, porque nos
atrapa de tal manera que es difícil escapar de un amor así. Eso le ha pasado a
la protagonista de la tragedia de Eurípides firmado por Paco Bezerra y dirigido
por Luis Luque.
La garra y la raza de Lolita
quedan patente durante toda la actuación esa personalidad que tiene la actriz
la saca a flote en su personaje, en el que la pasión y la sensualidad son lo
que hacen que su final sea la tragedia por descubrir la verdad. Fedra lucha por
el amor que siente por Hipólito, el hijo de su marido Teseo, piensa que es
correspondido y se lanza a decirle lo que siente. Ante el rechazo de él y para
que su marido a su regreso no sepa sus verdaderos sentimientos, miente. Ante
eso Teseo se enfrenta a su hijo con el dolor de verse traicionado por el ser
que más quiere y lo echa de su lado. Nadie cree a Hipólito, ni su padre ni su
hermano. Al final la tormenta se lo devuelve muerte y las criaturas del bosque
reclaman su muerte y es Fedra quién confiesa la verdad y se entrega a ellas.
Potente el derroche de fuerza en
el escenario de Juan Fernández. Brillante la actuación de Tina Sainz a lo largo
de la trama. Y destacar la intensidad en la escena representada por Críspulo
Cabezas y Michel Tejerina en la pelea que protagonizan los hermanos. Son
noventa minutos intensos en los que vibras con cada escena. Aparte de
envolverte con las proyecciones de Bruno Praena, la música de Mariano Marín y
una perfecta iluminación a cargo de Juan Gómez-Cornejo.
En resumidas cuentas un disfrute
para los sentidos esta obra de tan magnífico calado y con el grandísimo elenco
de actores que la componen, que a pesar de ser una tragedia se disfruta al
máximo por la buena dirección e interpretación.
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