Un año más y una temporada que está llegando a su fin. Aníbal Ruiz hace balance de esta temporada, la cual no ha sido como él había soñado, muchas dificultades en el camino que le han hecho más fuerte y superarse ante la adversidad. Aparte de luchar en el ruedo con el toro, lo ha tenido que hacer en los despachos.
Cuando la temporada está a punto de concluir, dando paso al largo invierno, aún queda algún festejo en la provincia, concretamente el próximo 12 de octubre en Tomelloso, donde está anunciado el diestro alcazareño Aníbal Ruiz. Este será su penúltimo compromiso en la temporada 2007. Penúltimo porque nunca se debe decir último, ya que los toreros están dispuestos a torear cuando se les llame y más Aníbal Ruiz que vive por y para el toro. Se entrena a diario, como cualquier torero, pero tal vez algunos diestros no tengan la necesidad de crecerse ante las adversidades. Esta no ha sido la mejor temporada de Aníbal Ruiz aún así su afición sigue intacta, quizás sea esa afición la que le hace venirse arriba, todo esto conjugado con el apoyo de los aficionados. El poeta alemán Friedrich von Schiller dijo: “En las grandes adversidades toda alma noble aprende a conocerse mejor”. Pues tal vez el diestro alcazareño esta aprendiendo a conocerse y eso hace que su espíritu luchador siga adelante, ante este difícil y complejo mundo que es el del toro. Por ello quisimos conocer de primera mano lo que ha supuesto para el torero esta temporada.
—¿Cómo se ha desarrollado esta temporada?
—Se puede decir que esto no es como empieza sino como acaba. La verdad es que no empecé mal. Lo primero que toreé fue el festival en homenaje a Ángel, que me encontré a muy buen nivel. En la corrida de Torralba hice un esfuerzo importante. Fue darme la cornada y romperme las vértebras, salí a matar al otro. Luego el mes y medio que estuve parado recuperándome, la verdad, es que lo acusé mucho. Hasta agosto no toreé la segunda corrida. Aunque corté las orejas en el Bonillo, acusé una racha mala con la espada. Tuve actuaciones buenas como en el Bonillo que salí a hombros, en Moral también. Pero luego por ejemplo como en Ciudad Real que me hacía mucha falta, cogí un toro de los mejores que he toreado y lo pinché. Eso psicológicamente me hizo mucho daño.
—En ese mes y medio que estuvo parado, ¿perdió contratos?
—Sí, perdí una corrida de toros y dos festivales. No muchos pero para como están las cosas son más que suficientes. Y sobre todo lo que más pierdes es el tiempo de entrenar. Esa pretemporada que has hecho entrenando, luego en un minuto la pierdes. El toreo es así.
—¿Hay que destacar que durante tu convalecencia tras la cogida rompistes con tus apoderados?
—Se pusieron las cosas difíciles. Aunque terminé de manera amistosa, la verdad es que ha sido muy difícil. Ha sido un poco triste pero me parecía peor estar acompañado y sentirme solo.
—¿A raíz de la ruptura te han ido saliendo contratos o ya tenías firmados algunos?
—No, han ido saliendo. He toreado la misma cantidad de corridas de toros que el año pasado. Lo que no hacía yo era hablar con las empresas. Eso me ha costado puesto que no era una labor mía. Lo he tenido que hacer porque me he encontrado en situación. Lo que no iba a hacer era coger a otro apoderado a mitad de temporada, a tontas y a locas. La verdad que en ese aspecto no lo he pasado muy bien.
—Entonces para la temporada que viene contará con apoderado nuevo.
—Claro, estoy deseando de tener un apoderado. Pero tiene que ser un apoderado que confíe en mí como torero. Además, igual que yo me dejo la piel en la plaza, él se la debe dejar en los despachos. Porque cuando un torero triunfa tienes que rentabilizarlo.
—Ha notado sí el haber hecho el esfuerzo de luchar en los despacho le haya mermado facultades a la hora de salir a la plaza por las preocupaciones que conllevaba o sabía separar una cosa de la otra.
—Sí se suele separar cuando sale el toro. Pero es mejor que el torero se mantenga al margen de estas cosas y muchas veces no sepa y hable con las empresas, porque lógicamente te afecta. Gracias a Dios lo he llevado como he podido. Este año lo que peor se me ha dado, ha sido la espada, que he pasado una racha muy mala. A finales de agosto principios de septiembre lo he arreglado. Ahora mismo en Oropesa corté cuatro orejas y un rabo. En Alcázar salí las dos tardes a hombros. En Miguelturra maté muy bien. Creo que aquí lo más importante es cuando te caes, es saber levantarte. Entonces estoy muy contento en ese aspecto. Sobre todo en tardes importantes con figuras del toreo.
—¿Qué destacaría de esta temporada?
—La capacidad que he tenido de venirme arriba. La verdad que ha habido momentos en los que psicológicamente he estado muy bajo. Sobre todo me hizo mucho daño el pinchar el toro de Ciudad Real. Tenía las dos orejas. He toreado muchas tardes en Ciudad Real y ver a la gente de pie la verdad es que no lo he visto. Por eso me dolió mucho.
—¿De dónde cree que han podido salir esas fuerzas?
—En el fondo, del interior de uno. Sobre todo cuando me di cuenta de la temporada que llevaba y lo difícil que estaba siendo todo. Cuando hice el paseíllo aquí en Alcázar con El Juli y Fandi, que son dos figuras del toreo,, que están toreando todas las tardes y en todas las ferias, verme con ellos a la altura. Creo que es lo importante, y más con un toro tan exigente como el que me salió, el primer toro. Eso fue importante. Todos los profesionales me lo dijeron, y lo hicieron porque fue de verdad. El segundo día, imaginate, el mano a mano con El Cid. Venía de matar seis toros en Bilbao, había salido por la puerta grande en Sevilla. Un segundo compromiso en tu pueblo, se habían caído del cartel tres figuras del toreo, pues era mucha responsabilidad. Superar eso otra vez, para mí fue muy importante.
—¿La temporada está llegando a su fin, todavía queda la penúltima?
—Sí, queda lo de Tomelloso, que me hace mucha ilusión porque es el 12 de octubre la corrida . Va a ser televisada por las cámaras de Castilla La Mancha. Aunque suene a tópico, ahora mismo me encuentro bien. A pesar de que se ha terminado la temporada es cuando más toreado me encuentro y cuando más claro lo veo. Por eso tengo muchas ganas de torear esta corrida, me apetece mucho y quiero disfrutarla.
—Es cierto que cuando ustedes llegan al final de temporada no quieren que esta termine, ya que es cuando mejor se encuentra, puesto que volver a empezar después de tanto tiempo cuesta, ¿verdad?
—Sí, lo peor son los comienzos, cuando estas parado es difícil. Date cuenta que es como cuando toreé en mayo, no volví a torear otra hasta agosto, entre medias estar con dos vértebras partidas dos meses, sin poder moverme. Ahora mismo que estas toreando. He toreado doce corridas pero también he toreado trece festivales. Son un total de veinticinco festejos, que es cuando vas matando animales y cuando vas corrigiendo, te da tiempo a corregir lo de la espada. Ver los fallos que tenías y sobre todo corregirlo.
—En el campo aunque entrenen no es lo mismo, puesto que no terminan de rematar la faena, necesitan del carretón para corregir esos errores con la espada.
—Sí, la espada es importantísimo. Me he dado cuenta del problema que tenía. Lo sé porque he visto muchos videos. Le echaba la muleta arriba, cuando se la he echado abajo entraba la espada. Porque no es que no me tirase o me saliese de la suerte. Simplemente le perdí el sitio. Creo que reconocerlo no es ninguna deshonra. Lo bueno es que sé por qué. Ahora me queda depurarlo más, pero ahora está entrando. Tocaré madera.
—¿Podemos hablar de otro cambio en la etapa de Aníbal Ruiz?
—La verdad te digo que ha sido una temporada dura. Ha sido dura, lo que pasa que ahora estoy contento porque se como me sentía y el poder remontarlo. Pero no ha sido una temporada como yo quería. La del año pasado fue mucho mejor, también pisé Sevilla, pisé Madrid. Este año triunfé en las dos y no he vuelto a pisarla. Pero con lo que tienes hay que resolver. Esta temporada he estado haciendo méritos desde que empecé en Torralba hasta que termine. Lo que pasa es que no ha sido una temporada que yo soñaba. Tampoco me la han puesto fácil.
—¿Cuándo un torero es poco conocido para los empresarios es complicado entrar en los carteles?
—Claro para entrar en los carteles tienes que triunfar en una feria de San Isidro, en una de Sevilla. Pero no triunfar una vez, sino dos o tres. Entonces es cuando empiezas a abrirte un poco hueco. Sino estás en esos sitios es muy difícil que cuenten contigo. La verdad es que siempre lo digo, tengo que dar mucho las gracias por torear ese número de festejos, te llaman donde triunfas, te repiten al año que viene, caso del año pasado en Villarrubia, este año me han repetido, pero no he tenido suerte, pinché un toro que le tenía cortado un rabo porque fue muy complicado. Gracias a Dios que siguen contando contigo. Eso es lo que tiene esta tierra que cuando triunfas se acuerdan de ti.
—¿Cree que en los nueve años de alternativa la prensa ha sido justa con usted?
—Pienso que sí ha sido justa. No soy de las personas que leen lo que sale al día siguiente, puesto que me gusta quedarme con la sensación de la plaza porque uno mismo sabe como ha estado. Si no me he encontrado bien y me ponen muy bien, por dentro se como he estado. Si es al revés, que he visto las dificultades del toro y no lo han sabido ver, pues siempre sé que es la opinión de una persona. Conmigo han sido justo, aunque a nivel nacional no me lo hayan cantado. Recuerdo una vez que me encerré con seis toros en Toledo en mi tercera corrida de toros y no dijeron nada. Eso lo hace otro y se lo están cantando. No me puedo quejar ni de la prensa ni del público.
—Sacrificio—
Aníbal Ruiz vive por y para el toro puesto que él le ha dado todo lo que tiene
—Dificultades—
no ha sido su mejor temporada, aún así ha luchado por conseguir éxitos
—La espada—
Esa enemiga que hace que muchas veces se vayan los triunfos más importantes
—Reconocimientos—
No sólo el aficionado ha sabido reconocer sus esfuerzos sino que también la prensa
—Capacidad—
En el interior de aníbal se esconde esa fuerza que le hace sobre ponerse ante las adversidades
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