¿Quién ha dicho que en nuestra
literatura no hay personajes malvados? Qué toda las historias escritas por
nuestro literatos más grandes tienen finales felices. No todo es oro lo que
reluce, hay personajes que son viles y así se han representado a lo largo de
los siglos. Por ello, en ‘Malvados de oro’ se hace un recorrido desde Tirso de
Molina hasta Juan Ruiz de Alarcón, sin dejarse atrás a Lope de Vega y a
Calderón de la Barca.
En un enclave tan romántico como
es el Patio Fúcares, donde el teatro es diferente, rodeados de esa arquitectura
que ofrecen las columnas que rodean el patio, y con un escenario sencillo
Daniel Albaladejo fue el malo, malísimo del siglo de oro de la literatura
española. Hizo un recorrido por los diversos personajes de varios libros importantes
de nuestro siglo aureo.
A través de un espejo imaginario
en el que se reflejaban todos los movimientos que el actor hacía comenzaba
‘Malvados de Oro’. Para posteriormente salir el actor a llenar cada rincón del
Patio Fúcares y llegar con su grandeza al espectador. Porque no es nada fácil
que un monólogo guste a todo el mundo, y más si se desarrolla a la una de
madrugada. Aunque en esta ocasión todo el respetable estuvo de acuerdo en que
la actuación bien merecía trasnochar.
Recitando a Tirso de Molina
comenzó esta aventura, que a cada paso te sumergía en un libro diferente, pero
para adentrarse en los personajes malos de décadas pasadas quiso hacerlo a
través de una canción de Paquita la del Barrio. Eso dio paso al personaje del
comendador Fernán Gómez de Gúzman. Nos lo presentó en pleno apogeo de su
maldad, con una versatilidad de personaje que asombró al soberano.
De Lope se pasó a Calderón con su
obra ‘La vida es sueño’ en la que encarna los papeles del rey Basilio y su hijo
Segismundo, con una desgarradora voz para adentrarse en el personaje de
Segismundo al volver a su torre.
No sólo había hombres malos en
nuestra literatura de aquella época, también había mujeres como lo fue
Semíramis, a la que Calderón le dedicó un libro, narrando todas las hazañas
para ambicionar el puesto de reina, como se fue cargando uno a uno a los que le
estorbaban.
Volviendo a Lope nos presentó al
duque de Ferrara como personaje principal, y por supuesto, malvado de ‘El
castigo sin venganza’. Sin dejar de convertirse en Casandra y el conde
Federico.
Y para finalizar, nos presentó
‘El anticristo’ de Juan Ruiz de Alarcón, sin antes hablarnos de su rivalidad
con Lope de Vega. Un recorrido por nuestra literatura que nada tiene que
envidiar a la inglesa. Como decía Albaladejo, que ellos han sabido vender mejor
sus obras, pero no por ello son mejores, puesto que en España ha habido grandes
escritores.
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