08 julio 2017

El corazón que habita la Sierra del Nayar habla a través de Los Colochos

LA MUSICALIDAD DEL LENGUAJE CORA EMBRIAGA CADA RINCÓN DEL MUNICIPAL

Ni Romeo se llama Romeo, ni Julieta se llama Julieta, ni está ambientada en el Verona del siglo XVI. Los protagonistas son Ramón y Hortensia en esta nueva versión de la obra de Shakespeare, interpretada por Los Colochos. Lo que pretenden con esta adaptación es ir mucho más lejos de lo que la palabra pueda transmitir, lo que quieren es que dejen llevar por las emociones que transmite la obra en cada momento.

‘Romeo y Julieta. Nacahue’ es una obra con gran expresividad y sentimiento, en el que la musicalidad del lenguaje indígena Cora te envuelve de tal manera que no hace falta saber el idioma, para percibir con los sentidos lo que los actores hacen sobre las tablas.

A veces el temor puede ser más grande que el odio, llevarte por unos caminos desconocidos que confluyen en algo que no esperas. Eso es lo que le pasa a Hortensia. En la Sierra del Nayar habitan los Coras y los Huicholes, ambos poblados indígenas están separados por un río. Hortensia pertenece a los Huicholes, decide huir de su casa y adentrarse en un mundo desconocido para ella. Allí se encuentra con Ramón. Ninguno de los dos habla el mismo idioma, puesto que Ramón habla el Cora. Aún así no hace falta la palabra, puesto lo que tienen que hacer es mirar con otros ojos y escuchar con otros oídos para poderse entender.

Los contrastes son una de las partes fundamentales de la obra. El escenario ofrece las distintas ubicaciones donde se sitúa cada escena separada por cintas, que hacen referencia a la artesanía indígena mexicana. Los actores se cambian en distintas ocasiones de ropa, pero lo hacen en el mismo escenario, justo en los laterales.

El ritmo y la cadencia que imprime la musicalidad del lenguaje Cora te hace que estés pendiente de cada movimiento que sucede encima del escenario. Te envuelve esta obra Méxicana desde el principio, ya que los actores avanzan hacía el escenario a través del patio de butacas. Explican la historia y buscan la complicidad con el espectador, haciéndoles partícipes de su forma de comunicarse sin necesidad de palabras.


Aunque a lo que se le desconoce se le teme, en esta ocasión, el no conocer el Cora no fue motivo para que el público no recompensara por su trabajo a los actores, director y dramaturgia por esta obra que estrenaban en el Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro.

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