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17 septiembre 2017

Cuando el arte y la pureza se conjugan en el albero

Es difícil que dos conceptos tan importantes en el toreo, se puedan ver en una tarde de toros. No por ello quiera decir que no se vean, a lo que me quiero referir es que se conjugue en dos toreros, ya que uno solo puede torear con arte y pureza. Esta tarde se ha disfrutado del arte que atesora Curro Díaz y de la pureza que le imprime Diego Urdiales a su toreo. Dos toreros que están en un momento cumbre de su carrera y que no han escatimado esfuerzo en esta plaza para que la afición se vaya con un muy buen sabor. Por su parte, Román tuvo que tragar mucho de sus enemigos pero eso no impidió que estuviera asentado.

La tarde ha estado llena de matices. Matices que se convierten en detalles que se observa y revuelan a tu alrededor para que captes ese momento. Esos matices los han protagonizado los toreros y el público. Me quedo con ese silencio respetuoso a la hora de entrar a matar los toreros. Con esas ovaciones que han tributado a los subalternos en su buen hacer con el capote o en banderillas, no por ello sinónimo de desmonterarse, ya que el único que lo ha hecho ha sido Óscar Castellanos. Uno de los matices claves, lo ha protagonizado Diego Urdiales, cuando Román intentaba matar al que cerraba plaza, el astado no le dejaba pasar, lo ha intentado en varias ocasiones. Ha llegado Urdiales, le ha dado cuatro consejos, y estocada certera. Detalles que marcan, sin dejarnos atrás, el de colocar el propio Urdiales con su voz al toro para su banderillero.

El fluir de un sentimiento en el toreo es un momento mágico en el que se conjugan varios instantes que capta la retina humana. Ese segundo llega al cerebro y se transmite a lo largo de nuestro cuerpo para erizar en algún momento el vello. El sentimiento es único e indescriptible por ello plasmar en palabras el arte de Curro se puede incluso escapar algo. Aunque lo que no se escapa es el toreo al natural del cuarto de la tarde de Soto de la Fuente. Esa majestuosidad a la hora de citar, de embarcar al toro en su muleta y rematarlo. Todo ello bajándole la mano, mandando. Toreo con cadencia en el que el torero estaba relajado y así lo ha transmitido. Dos orejas con petición de rabo. Si ante el cuarto ha estado soberbio. Con su primero ha estado importante, ya que el toro de Domínguez Camacho no se lo ha puesto nada fácil. Aún así Curro ha estado por encima cortando dos orejas.

Poesía en movimiento es Diego Urdiales por su forma de andar en el ruedo, con un sentimiento que recuerda a la torería de los matadores de antaño. Tarde importantísima impregnada de la pureza en el más amplio sentido de la palabra. Ese modo de torear tanto con el capote como con la muleta hace vislumbrar faenas de altos vuelos. Así pasó con su primero de Soto de la Fuente al que lo recibió flexionado con el capote recogiendo las embestidas dejando una media de bella factura, al igual que el quite por verónicas. Ese temple al natural, toreando despacito y saliendo andando de cada tanda, con elegancia y clase calaron en el tendido. Primera oreja. En el quinto destacar su toreo de capa en el quite por chicuelinas. La faena cogió altos vuelos cuando tomo la muleta en la mano izquierda. Naturalidad al poder con profundidad y sentimiento hondo. Apoteósico final al natural. Dos orejas.

Román solo paseo una oreja por el coso “Las eras de Marta”, oreja que cortó a su tercero a base de jugarse el tipo, en una ocasión se le coló rozando su taleguilla por la barriga, a pesar de ello no se arrugó y dio la talla con el de Soto de la Fuente. Otra historia fue la que vivió con el de Domínguez Hernández que por fallar a espadas no pudo saborear las mieles del éxito.

Al final el paseíllo se guardó un minuto de silencio en memoria del diestro José Tomás Reina Rincón con motivo de los quince años de alternativa.

Ficha del Festejo

Con un tercio de entrada se han lidiado toros de Domínguez Hernandez (primero, quinto y sexto) y Soto de la Fuente (segundo, tercero y cuarto) de juego desigual y muy bien presentados.

Curro Díaz, dos orejas y dos orejas con petición de rabo.

Diego Urdiales, oreja y dos orejas.

Román, que sustituía al herido David de Miranda, oreja y ovación.


En banderillas se desmonteró Óscar Castellanos en el primero de la tarde.

16 septiembre 2017

El oasis con el que se topó Emilio Bresó

Si le preguntan a los novilleros de esta tarde por el balance de la misma, lo más seguro que su respuesta sea: “novillada para el olvido”, menos Emilio Bresó que tuvo la suerte de toparse con un quinto que embistió. Un oasis entre tanto desierto. Siempre dicen que no hay quinto malo, y en esta ocasión así fue. La historia pudo cambiar, porque desde luego podría escribirse historia de un encaste que no se deja engañar.

Dentro de tanto desierto, el aficionado que se congregó para disfrutar de una tarde en la que había mimbres de sobra, para ver un toreo de calidad, se tuvo que ir del coso con un sabor agridulce. Tan sólo tres orejas se cortaron a lo largo de la tarde, y fue en el ecuador de la novillada. Mucho peligro los novillos de Buendía. El “¡uy!” era la voz que se alzaba en el tendido cada dos por tres, en lugar del “¡olé!” que debería corear cada rincón de la plaza. Ya se sabe que el toreo es imprevisible, y cada tarde es diferente.

Verde color de la esperanza, así era el terno de los tres novilleros de esta tarde. Color por el que apostaron para enfrentarse a sus enemigos, esos santa colomas que imprimían respeto, porque tan solo su capa, ya es sinónimo de tener ese aire de picante, pero a estos les faltó esa casta de toro bravo. Aunque se desentendían de la muleta pero ojo, no había que perderles de vista ni descubrirse ya que a la mínima se colaban para enganchar. O sino que se lo digan a Pablo Aguado o a Emilio Bresó que en el primero y segundo han estado a merced de los pitones de sus enemigos.

Si hablamos de avisos la tarde ha estado plagados de ellos puesto que aparte de no poder torear a gusto, ya que en el segundo muletazo salían con la cara en alto, para matar han sido imposible, había que lanzarse al vuelo y pillarlos desprevenidos, que sino no se dejaban.

No todo ha sido negativo, también se han visto las buenas maneras de Pablo Aguado, esa templanza y saber estar ante sus dos enemigos. La calidad de sus muletazos y la personalidad a la hora de torear. Por ello ha cortado una oreja en el cuarto.Por su parte, Ángel Téllez tan sólo se ha podido lucir en el tercero dejando un buen comienzo de faena con temple, ya que con el sexto ha quedado prácticamente inédito.

Emilio Bresó cuajó la mejor faena de la tarde con el que salió en quinto lugar. Asentó las zapatillas y le conjugó tandas por ambos pitones dejando su sello amanoletado impreso en el albero. Manoletinas de cierre como sólo él sabe dar. Estocada que le sirvió el corte de las dos orejas. En su primero nada que destacar puesto que la condición del novillo fue nula.

Ficha del festejo

Pablo Aguado, saludos en el tercio tras aviso y oreja

Emilio Bresó, silencio tras dos avisos y dos orejas

Ángel Téllez, saludos desde el tercio y silencio tras aviso.


Se lidiaron seis novillos de la ganadería de Joaquín Buendía descastados salvo el quinto.