ir arriba

30 julio 2016

Una conquista muy larga

En el cuatrocientos aniversario de la muerte de Cervantes todo son obras a su persona. En concreto la Conquista de Jerusalén que se la atribuyen a él. El Espacio Miguel Narros da cabida esta obra con una mini Jerusalén en el centro del escenario que hace las veces de tierra cristiana y mora. Las distintas escenas van separadas por música, para ubicar al espectador en cada tramo.

Una de las últimas obras que se representaban en esta 39 edición del Festival de Almagro que ha tenido un contenido de gran calidad en la mayoría de las obras. Por ello, el listón estaba muy alto y las exigencias a esas alturas del Festival, mucho más. Una obra en la que la comedia no llegaba a calar al espectador, puesto que más bien lo que transmitió fue dureza. Dureza de una realidad en la que Jerusalén fue asediada y por ello no se describe como algo cómico, sino más bien serio.

Buena interpretación del elenco de actores en la que los textos eran duros. Contando con el apoyo de cinco músicos minstriles y un conjunto vocal de cuatro voces que van introduciendo los distintos ambientes de la obra. La trama en sí aparte de la conquista por esa ciudad de dos mundos diferentes es el enredo de amor en el que Tancredo es protagonista. Está enamorado de la mora Clorinda y a la vez, la princesa Herminia que tuvo prisionera está enamorado de él. Un enredo amoroso que no termina nada bien.

Maravillosa la reproducción en medio del escenario de una ciudad amurallada la de Jerusalén, que al abrirla te abre las puertas a la ciudad donde habitan los judíos, y si afilamos más y le damos un giro al montaje nos encontramos en el palacio judío. Muy bien diseñado todo.  

La fuerza de un Hamlet titánico

Tres horas ininterrumpidas deleitándonos con el Hamlet más titánico de la historia. Un Hamlet con una fuerza arrolladora que levanta a los espectadores de la Antigua Universidad Renacentista al término de la función. A pesar del calor, desde las siete de la tarde sentados en el patio de butacas, no fue nada pesada la obra, a pesar de la crudeza del texto. Miguel del Arco acertó de lleno con esta adaptación y sobre todo con la figura de Hamlet, representada por un Israel Elejalde asombroso.

Muchas son las versiones que se han hecho a lo largo de la historia de Hamlet. Aquel que escribiera William Shakespeare hace 400 años. Muchos años para mantener su fuerza latente hoy día que se su representación sea un pilar básico en los festivales. Miguel del Arco ha apostado fuerte con esta versión de 160 minutos ininterrumpidos. Una apuesta que podría no haber sido favorecida, pero con la base de un gran elenco de actores y la coproducción de la Compañía Nacional de Teatro Clásico junto con su propia compañía, Kamikaze, era un aval más que seguro para el éxito.

Ver la desgarradora actuación de Israel Elejalde, en el papel de Hamlet, te hace pensar en la magia que desemboca en el teatro. Esa magia que te transporta a otros mundos, que te hace ser mero observador de la acción desde una esquinita, en esta ocasión desde tu butaca. Esa fue la experiencia que te evocaba esta magnífica obra. Con un escenario muy sencillo en el que una cama, unas cortinas y los videos forman parte de todo el decorado. E incluso el cambio de espacios es algo sencillo, sin ostentaciones. El techo baja en las escenas finales para convertirse en el suelo del cementerio.

Impecable actuación de Israel Elejalde. Fuerza, vitalidad, arrojo, frescura… todo ello desprende la locura más cuerda de Hamlet. Donde desde su habitación se fragua toda la trama. No hay que dejar atrás el papel de Ángela Cremonte en su interpretación como Ofelia, la que nos ofrece al final su locura musical en esta versión. La firmeza de Ana Wagener, en Gertrudis. El reparto se completa con un Claudio que traiciona a su propio hermano, ocupando su puesto, quién da vida a dicho personaje es Daniel Freire. Importantes también los papeles secundarios de Cristóbal Suárez, José Luis Martínez y Jorge Kent, con tres personajes cada uno. Siete actores para representar un Hamlet muy soberbio en una actuación de gran calibre. 


Enhorabuena a todos por cambiar el concepto con el que íbamos antes de echarse el telón. Llegar y que te digan que no hay descanso, más saber que la función dura 160 minutos son un aliciente para que dudes en que vas a disfrutar, y más sabiendo de que va la trama. Gran sorpresa al ver el conjunto final. Y gran expectación en cada escena. Tonos de humor combinados con la tragedia de la obra. Esos toques de humor los puso una Ofelia muy danzante con una música moderna, y los sepultureros con ese acento del sur que recuperaba el lenguaje de antaño. Chapeau.

29 julio 2016

Un Corral rebosante de jolgorio

 La Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico arranca la carcajada fácil a los espectadores con su Pedro de Urdemalas. Estrenada por primera vez en Almagro, donde arranca un ciclo con gran éxito para su próximas representaciones. Denis Rafter supo darle el punto divertido a la obra, para disfrutar con los actores y que ellos se lo transmitieran al público.

Entrar en el Corral de Comedias, a sabiendas que vas a ver una obra en estreno absoluto, en un enclave tan envolvente y para más inri encontrarte con los actores en el patio de butacas acomodando a la gente y deseándoles buena velada, hizo que el público conectara con ellos de una manera muy especial. Aunque más especial si cabe fue la representación de esta nueva hornada de actores de jóvenes que se dejó la piel en escena para representar una de las obras más picarescas de Miguel de Cervantes.

Desde los distintos sitios del Corral de Comedias se agrupan los actores para ir acercándose al escenario, mientras entonan una canción muy rítmica. Allí en las tablas se encuentran con la figura de Cervantes que los imagina a todos en su mente. Todos los personajes que van a ir creando a lo largo de su vida. Personajes que le dictan y apuntan lo que debe decir de ellos. Como cuando empieza a recitar: En un lugar de la Mancha, que ellos mismos se lo quieren cambiar por dignos hijos de la piedra. La obra termina como empieza, pero ya con la versión correcta del comienzo del Quijote.

Jimmy Castro en el papel de Pedro de Urdemalas lleva toda la trama con su picaresca, con la que logra conseguir los propósitos que se propone a lo largo de toda la obra. Una trama de actualidad donde se ven los vicios, debilidades, virtudes, preocupaciones y ambiciones del ser humano, al igual que pasa en el siglo XXI.


Con esta versión de Jerónimo López Mozo, Denis Rafter ha querido jugar con el meta-meta-teatro y crear tres dimensiones dentro de la escena. Muy bien ejecutado en la que el espectador ha estado pendiente de todo lo que sucedía en escena. Todo ello se ha visto recompensado con la ovación final puesto en pie todo el teatro.

27 julio 2016

El ingenio de la clase obrera de Lope

No sólo en el mundo basta con tener dinero para conseguir todo lo que se quiere, también hace falta de inteligencia. Una inteligencia que logra su propósito en esta lucha de clases que nos ofrece Lope de Vega con su Villana de Getafe. Casi dos horas de representación que debido al calor sofocante que hizo en el Hospital de San Juan no permitió el disfrute completo del espectador.

Tener el privilegio de ver el making off media hora antes de que la función de comienzo, hace que veas el espectáculo de otro modo muy distinto. Sentada en tu butaca cuando se encienden las luces y los actores hacen acto de presencia, te viene a la mente que un rato ante, has sido testigo de lo que supone la preparación antes de entrar en escena.

Podemos llegar a creer que como cada noche representan la función que es algo que no necesita más preparación que la que en su día se tuvo, pero craso error, puesto que el trabajo ha de ser minucioso. Esta todo ensayado, preparado y listo para que nada falle durante las casi dos horas en las que la Joven Compañía de Teatro Clásico representa ‘La Villana de Getafe’ en el Hospital de San Juan.

Es detrás de bambalinas dónde se encuentra todo el vestuario que sacarán durante la representación, puesto que como mínimo dos hatos lleva cada personaje. Todo con un rigor y un esmero impecable. Aparte del vestuario esta la parte de utillería, con todos los complementos que van luciendo. Y claro con los encargados de cada puesto, en total más de treinta personas detrás de escena para que nada falle.

Los actores antes de comenzar hacen técnicas de relajación, para posteriormente ensayar alguna parte de la obra, y como colofón el calentamiento de voces, cada uno de una manera diferente. Es curioso verlos danzar cada uno por un lado, emitiendo sonidos diferentes, concentrándose e incluso haciendo yoga, según palabras de Tolo Ferrá, ayudante de dirección.

Claro que una vez que estas al otro lado del escenario, no te queda otra que disfrutar de lo que te ofrecen este elenco de actores jóvenes. Una obra que muy poco se ha representado a lo largo de los años y con la que se ha atrevido la Compañía Nacional. Una obra en la que muestra una lucha de poder que a día de hoy es más real que nunca. Ese poder en el que los ricos están inmersos y los pobres quieren llegar a alcanzar algún día.

Para ello nuestra villana, que en este caso Lope hacía referencia a que vivía en la villa de Getafe, logra conseguir su propósito y adentrarse en el mundo de los ricos. Con un montaje muy moderno en el que un bloque emulando unos contenedores es donde se desarrolla toda la acción. Lo que más llama la atención, aparte de la modernidad de la escenografía, es el ajuste en los videos donde aparecen distintos vehículos, como logran el efecto de realmente ser un coche de verdad.

Casi dos horas de espectáculo en el que se pudo disfrutar de una obra con muchos matices, en el que un taller de coches marca el inicio de la obra. Un comienzo muy original, y donde Inés urde todas las tramas para conseguir el amor de Don Félix dejando atrás a las posibles novias que el caballero quería agenciarse de la alta alcurnia. Como son Doña Ana y Doña Elena. 


Un calor soporífico quiso hacer acto de presencia durante toda la noche pero no mermó el ánimo del espectador que se mantuvo atento en su asiento durante toda la representación.  

Riesgo peligroso de contagio en el AUREA

Si no quiere sufrir una enfermedad, de la cual no existe la cura, no se arriesgue a ver Cervantina de Ron Lalá. Puesto que, saldrá contagiado del brote de cervantina, que no es otro que: “ataque de risa inteligente, lucidez lúdica, ironía aguda y defensa de la libertad”. Con estos síntomas está garantizado un viaje al mundo de Cervantes, en el que la compañía Ron Lalá hace un recorrido por las diversas obras del escritor, encarnando más de 30 personajes.

Ver en cartelera el no hay entradas es porque la propuesta que se nos presenta es buena, en esta ocasión viene de la mano de Ron Lalá en coproducción con la Compañía Nacional de Teatro Clásico. Con este aval el éxito está garantizado, y vaya que sí lo fue, desde el primer momento los aplausos espontáneos surgieron y las risas no podían faltar, todo ello gracias a la música, la poesía y el lenguaje escénico “ronlalero”.

Una apuesta garantizada si se sigue a esa compañía. En esta ocasión venían a presentar la obra Cervantina, un recorrido por las distintas obras del famoso escritor del siglo de Oro, Miguel de Cervantes. La propuesta, siempre enmarcada por la música, el humor y sobre todo la libertad con la que debemos sentirnos todos. Una libertad que muchas veces nos asfixia y de la que con esta obra sales lleno de ganas por conseguirla.

El texto junto con la música forma un conjunto en el cual van desarrollando parte de los libros como ‘El celoso extremeño’, ‘El viejo celoso’, ‘El coloquio de los perros’, ‘El hospital de los podridos’, ‘El licenciado vidriera’, ‘El retablo de las maravillas’, ‘La galatea’, ‘La gitanilla’, ‘Persiles y Seguismunda’, ‘Rinconeto y Cortadillo’, ‘Viaje al Parnaso’ sin dejar la gran obra como fue ‘Don Quijote de La Mancha’. Un recorrido con toques de actualidad y haciendo partícipe al público en su representación.

Cabe destacar la actuación de la musa con un vestuario muy llamativo que centra todas las miradas en el escenario, papel muy bien llevado por Iñigo Echevarría. Sin olvidarnos del propio Cervantes que lo encarna Álvaro Tato. Otro de los personajes que despierta más risas entre el concurrido público es el Monipodio, del cual se encargaba de llevar a escena Juan Cañas. Daniel Rovalher destacó con su Preciosa, al igual que lo hizo Miguel Magdalena con el papel de Leonora. Estos tan sólo eran unos pocos de los personajes que se representaron sobre las tablas de la Antigua Universidad Renacentista. Más de treinta estuvieron en escena durante los noventa minutos que duró la actuación.


Claro que una vez que terminó todo el respetable salió contagiado con ese mal pandémico que no tiene cura y del que tampoco queremos que se busque una medicina para librarnos de él. Puesto que la risa es la más sana de las enfermedades. Buen trabajo el de Yago Cáceres con esta obra 'Cervantina' con la que nos hemos contagiado.

26 julio 2016

Las aventuras de dos héroes cervantinos

Pedro del Rincón y Diego Cortado dos héroes patéticos que exponen su desventurada vida. Rinconeto y Cortadillo quieren dejar muy claro que lo que Miguel de Cervantes escribió sobre ellos en sus Novelas Ejemplares no es del todo cierto. Aun así con éste relato consiguieron la gloria.

El hecho de querer reinventar la historia que Cervantes escribiera sobre estos dos personajes pone de manifiesto la capacidad de la obra. Como el Corral de Comedias se viste de cárcel para recibir a las figuras de Pedro del Rincón y de Diego Cortado. Donde los propios actores dan vida con sus recuerdos a la historia que ellos mismo han vivido, y por ello quieren hacerla conocedora, de ningún modo lo que escribió Miguel de Cervantes era lo correcto.

Con un texto en el que marca mucho la similitud con la época que vivimos, dónde con un rap reivindican sus derechos y donde Cervantes sale a escena a través de una voz que les indica que gracias a él han alcanzado la gloria a través de los siglos nos sumergimos en la historia de estos héroes patéticos.


Esta historia nos llevará a la época de dos caballeros que marcados por la miseria y el hambre se refugian el uno en el otro, prevaleciendo ante todo su amistad. Amistad que llega hasta la muerte de Cortadillo, un giro en el final de la novela de Cervantes. A pesar de eso, el público se divirtió con esta obra de Salva Bolta.

25 julio 2016

Cercados estamos de nuestros enemigos

Numancia no es una historia antigua, sino que es una historia eterna. A pesar de sus veinte años de asedio, los numantinos dejaron un mensaje muy claro, hay que luchar por lo que más se quiere la familia. Aunque estemos rodeados de injusticias, la resistencia nos hace fuertes y antes de dar la victoria o el poder a otros, lo mejor es arrebatarles el triunfo.

‘El cerco de Numancia’ nos transporta a la época de antes, pero con toques actuales, ya que unas columnas mostraban la visión de la actualidad, sobre todo de la política. Como el ser humano, independientemente de los años o siglos que pasen estamos gobernados por unos gobernantes que buscan su favor, no el del pueblo. Los numantinos antes de entregarse lucharon. Pasaron hambres, penurias y demás. En el escenario lo reflejaron con unas cintas rojas que simulaban las murallas de su ciudad.

Después de mucha resistencia, y viendo que ya no podían aguantar más decidieron poner fin a sus vidas. Claro que eso para los romanos no era un triunfo. Porque aparte de la ciudad querían la rendición de un pueblo para convertirlo, pero ni el último de los habitantes le concedió ese privilegio a Escipión. Que ve como mueren delante de él sin cumplir su objetivo de llevarlos vivos.


Cervantes era un adelantado a su época, incluso nos podríamos atrever a decir que un visionario. Y supo reflejar lo que el poder quiere y hasta dónde puede llegar para conseguir su objetivo. Y como la obra en sí es muy lúgubre, así fue toda la escenografía. Con una representación soberbia del elenco de actores. 

En las estrellas está escrito el destino

Un destino que dependía de la historia que contara Miguel de Cervantes para salir de su cautiverio en Argel. Emilio Gutiérrez Caba ha querido llevar a escena esta obra ‘Escrito en las estrellas’ basada en la novela El amante liberado. El AUREA se puso en pie al finalizar la representación ante tanta riqueza escenográfica.

En esta ocasión las tablas de la Antigua Universidad Renacentista nos ofrecían una obra dirigida por Emilio Gutiérrez Caba, con un elenco de actores que hicieron las maravillas del público asistente. La obra elegida y con motivo del cuadragésimo aniversario de la muerte del manco de Lepanto, eligieron Escrito en las estrellas, basado en la novela El amante liberado.

El escenario marcaba el punto de partida de esta obra, en la que se simulaba el palacio al que acudió Cervantes tras ser capturado, y donde una bella mujer argelina le prometió su liberación si le contaba una historia. Al final el propio Cervantes, representado por Daniel Ortiz, le cuenta la historia de amores y cautivos, de turcos y cristianos. Vamos lo que es el libro de ‘El amante liberado’.

Entre medias y para amenizar la historia una bailarina entra en escena, con bailes que amenizan y van en sintonía con el propio relato. Lubna Shakti encarna a la bailarina. Cabe destacar también las actuaciones de Sara Moraleda, Manolo Caro y Antonio Salazar. Magníficos en sus papeles.


La historia termina con la confusión y delirio de Cervantes donde recrea la figura de la dama en su liberador. Las luces juegan un papel fundamental en la obra, creando ambientes mágicos en ocasiones.  

24 julio 2016

Desde oriente nos llega un Kijote nuevo

Como buen estreno que se precie el Kijote Kathakali de Ignacio García encantó a los espectadores que se dieron cita en el Espacio Miguel Narros. Una versión muy diferente del Quijote que conocemos, en el que las voces cantadas nos van narrando la historia quijotesca y los personajes a través de pases de danza, gestos de las manos y gesticulaciones van interpretando esta obra.

En la India el teatro Kathakali no supone novedad como pueda pasar en España, puesto que es la forma de interpretar la danza de teatro clásico. Este tipo de danza pertenece al Kerala, al sur de la India. Para eso el Festival de Teatro Clásico de Almagro nos ha brindado la oportunidad de disfrutar de esta forma de teatro.

Los actores salen con las caras pintadas y una rica vestimenta. Todo ello lleva un proceso, son horas las que se tiran elaborando esa manera de mostrar su cara tal cual fuera una careta, con grandes matices y riqueza. Todo ello va enmarcado dentro de un ritual para ellos. Cuando salen a escenas solo resta admirar la belleza que nos presentan.

Aparte de la belleza y riqueza de pinturas y trajes, también destacar los cantes y la música, porque todo ello va enmarcado dentro de la escenografía. Y es que los cantantes son los encargados de narrar las leyendas, en este caso las aventuras del ingenioso caballero. Los actores mediante un complejo lenguaje de nrta (pasos de danza), mudrasa (gestos de las manos) y navarasya (expresiones del rostro) nos adentran en la aventura de los molinos de viento, y de Dulcinea del Toboso.


Llegar a tu localidad y encontrarte en el escenario a Alonso Quijano con unos ropajes sencillos te hace adentrarte en lo que va a suceder después. Se entremezclan las actuaciones entre Quijano y Quijote. Al final el que muere es Alonso Quijano rodeado de los personajes del Quijote.

La claridad del vidrio

A pesar de que han pasado siglos desde que se publicara el Licenciado Vidriera sigue estando muy vigente. Carlos Martín así lo ha querido reflejar en su obra. Por qué no enlazar lo que preocupa ahora al país y a los ciudadanos con lo que pasaba antes. Claro que por la calle no nos encontramos ningún Licenciado vidriera que nos dé su consejo.

De nuevo una obra en la que el meta-teatro está vigente, en esta ocasión es el Licenciado quién le expone a Cervantes lo que no le gusta de su personaje. Con el que discute e interpretan los momentos por los que el Licenciado se convierte en Vidrio y como lo pasa. Pero antes hace un recorrido de cómo empezó su periplo.

El teatro se rindió ante estos dos actores José Luis Esteban y Javier Aranda al tocar temas tan actuales sumergidos en la novela cervantina, pero claro la actualidad nunca tiene fecha de caducidad. Es imperecedera en el tiempo. Por ello la ironía y la crítica son las que nos mantiene a flote en momentos de duda y debilidad.


Con una caracterización muy lograda de cada personaje que representaban, y un escenario en el que poco necesitaban dieron vida a un Licenciado Vidriera que al final recibe el reconocimiento de todos pero al que le cuesta que se le acerquen los vecinos cuando recobra su cordura.

23 julio 2016

Los más malvados de nuestro siglo aureo

¿Quién ha dicho que en nuestra literatura no hay personajes malvados? Qué toda las historias escritas por nuestro literatos más grandes tienen finales felices. No todo es oro lo que reluce, hay personajes que son viles y así se han representado a lo largo de los siglos. Por ello, en ‘Malvados de oro’ se hace un recorrido desde Tirso de Molina hasta Juan Ruiz de Alarcón, sin dejarse atrás a Lope de Vega y a Calderón de la Barca.

En un enclave tan romántico como es el Patio Fúcares, donde el teatro es diferente, rodeados de esa arquitectura que ofrecen las columnas que rodean el patio, y con un escenario sencillo Daniel Albaladejo fue el malo, malísimo del siglo de oro de la literatura española. Hizo un recorrido por los diversos personajes de varios libros importantes de nuestro siglo aureo.

A través de un espejo imaginario en el que se reflejaban todos los movimientos que el actor hacía comenzaba ‘Malvados de Oro’. Para posteriormente salir el actor a llenar cada rincón del Patio Fúcares y llegar con su grandeza al espectador. Porque no es nada fácil que un monólogo guste a todo el mundo, y más si se desarrolla a la una de madrugada. Aunque en esta ocasión todo el respetable estuvo de acuerdo en que la actuación bien merecía trasnochar.

Recitando a Tirso de Molina comenzó esta aventura, que a cada paso te sumergía en un libro diferente, pero para adentrarse en los personajes malos de décadas pasadas quiso hacerlo a través de una canción de Paquita la del Barrio. Eso dio paso al personaje del comendador Fernán Gómez de Gúzman. Nos lo presentó en pleno apogeo de su maldad, con una versatilidad de personaje que asombró al soberano.

De Lope se pasó a Calderón con su obra ‘La vida es sueño’ en la que encarna los papeles del rey Basilio y su hijo Segismundo, con una desgarradora voz para adentrarse en el personaje de Segismundo al volver a su torre.

No sólo había hombres malos en nuestra literatura de aquella época, también había mujeres como lo fue Semíramis, a la que Calderón le dedicó un libro, narrando todas las hazañas para ambicionar el puesto de reina, como se fue cargando uno a uno a los que le estorbaban.

Volviendo a Lope nos presentó al duque de Ferrara como personaje principal, y por supuesto, malvado de ‘El castigo sin venganza’. Sin dejar de convertirse en Casandra y el conde Federico.


Y para finalizar, nos presentó ‘El anticristo’ de Juan Ruiz de Alarcón, sin antes hablarnos de su rivalidad con Lope de Vega. Un recorrido por nuestra literatura que nada tiene que envidiar a la inglesa. Como decía Albaladejo, que ellos han sabido vender mejor sus obras, pero no por ello son mejores, puesto que en España ha habido grandes escritores.

La lucha por la dignidad de las mujeres

Con una gran ovación y los gritos de bravo rubricó el público del Corral el estreno de ‘Las harpías de Madrid’. Donde tres mujeres intentan abrirse paso en la España barroca. Con sus argucias y enredos consiguen engañar a los que pretenden engañarlas. Una obra que brinda homenaje a la literatura del Siglo de Oro y realza a esas pícaras que Garcilaso, Cervantes o el propio Calderón reflejaran en segundo plano en sus obras.

Con lleno absoluto se estrenaba en el Corral de Comedias la obra ‘Las Harpías de Madird’, no sólo era estreno de la obra, sino que también era la primera vez que hacían teatro clásico Nuria González. La verdad que no se notó su debut. Conquistó con su verso a los presentes, y con su actuación.

Fernando J. López ha escrito una versión inspirada en la comedia de Castillo Solórzano donde una madre, Teodora, y sus dos hijas, Luisa y Feliciana, con sus engaños y astucias, intentan abrirse paso en la España barroca. Al primero que engañan cuando llegan a la capital,  es a César (Paco Déniz), un escritor de teatro, que  es engañado por Feliciana (Natalia Hernández), diciéndole que es actriz y tiene un tío que le va a producir su obra, de esta manera logra engañarlo. El otro engañado, y al que iban desde un primer momento es Horacio (Juanan Lumbreras), un afeminado al que Luisa (Marta Aledo) logra arrebatarle todo lo que le quitó a amado.


De esta manera se va enredando la trama, todo esto bajo la atenta mirada de la madre, Teodora (Nuria González), que les indica las pautas que deben seguir, y caracterizando tanto de madre como de tío, para conseguir sus tretas. La obra, dirigida por Quino Falero, es una lucha por la dignidad de la mujer. Lucha que refleja lo que ha logrado la mujer en el siglo XXI, aunque todavía sigue coleando que la libertad no la tienen en todos los campos.  

La maldad siempre encuentra su precio

“El mundo está vuelto del revés. Tiene la cabeza donde tienen que estar los pies”. Con este estribillo nos sumergen los actores en los distintos actos de un Ricardo III muy cruel, que sólo ambiciona reinar a costa de la muerte de los que le rodean. De esta forma quiere afligir su deformidad de nacimiento. Una obra que te sumerge en otro tiempo y te lleva hasta la época en que Shakespeare lo escribiera, en la que Eduardo Vasco no ha escatimado nada para ofrecer al público.

Arturo Querejeta es el encargado de dar vida a Ricardo III, donde la ironía forma parte de la función en todo su contenido. Y sobre todo la maldad de un hombre que por encima de todo quiere reinar, cosa que nunca conseguiría por modo propio, ya que su deformidad se lo impide. Aun así se las ingenia para matar primer a su hermano Eduardo que es el monarca en ese momento, para posteriormente dar muerte a sus sobrinos y así no dejar ninguna línea de sucesión. Por si esto fuera poco, también se carga a su otro hermano tras engañarlo con mentiras creyendo que el Rey es el causante de todo lo que le pasa.

Con el camino libre de herederos consigue proclamarse rey a lo que se opone tanto su madre como su cuñada, a Ricardo le da todo igual, puesto que sólo actúa con maldad. Una maldad que ha ido creciendo en él a lo largo de los años. Maldad que ha ido destruyendo a todos los que se topan con él en su camino. Aunque al final el espíritu de uno de sus enemigos acaba con él. Es el propio príncipe de Gales quién acaba con la maldad y crueldad de Ricardo III.


Una obra de una gran calidad que te hace sumergirte en la prosa de Shakespeare, la que te evoca que en la vida no hay que actuar con maldad y con ambición puesto que nadie sale impune al hacer el mal. Tarde o temprano todo vuelve a su ser y cada uno está donde se merece. Así lo ha reflejado Eduardo Vasco en esta obra que de nuevo llega a la Antigua Universidad Renacentista para cautivar al espectador.

22 julio 2016

Una estancia llena de descubrimientos y misterios

Sobre el escenario del Corral de Comedias se representó la obra Chema Cardeña ‘La estancia’. Una obra que impresionó al público por la riqueza de contenido, por la destreza e interpretación de Javier Collado y José Manuel Seda y el decorado. En tan sólo una habitación transcurre el duelo entre estos dos escritores, poniendo en duda a quién pertenecen las obras que nos legaron.

Realmente,  ¿William Shakespeare escribió sus obras o fue Christopher Marlowe? Un interrogante que te preguntas cuando al final no sabes quién es quién. La obra de Chema Cardeña llegaba al Corral de Comedias como una de las obras más apetecibles del ciclo, tan sólo un día en cartelera y con lleno absoluto. Gustó y mucho la puesta en escena y la interpretación tanto de Javier Collado en el papel de Chris, como José Manuel Seda encarnando a Will.

Una historia de dos hombres que no se conocían, pero que uno de ellos admiraba al otra hasta tal punto de irrumpir en su casa para poder hacer partícipe de su fascinación hacía su persona y sus obras. Dos hombres muy parecidos físicamente que terminan compenetrándose pero a la vez traicionándose, ahí el misterio de no saber cuál de los dos es quién sobrevive al otro.

Entre amor, pasión, espionaje, mentiras, engaños y celos se da rienda suelta a la historia, de dos hombres muy iguales, pero a la vez tan diferentes. En el que el amor por el teatro, por la vida y por el sexo, por la aventura… les va a unir. Con un Javier Collado que imprime a su personaje un carácter autoritario, en el que no le gustan que invadan su privacidad, pero al final cederá ante un nuevo amante. José Manuel Seda por su parte, seguro de sí mismo, no se deja amedrentar con el genio de ese escritor al que admira, quiere aprender todo cuanto Chris sabe. Es más, en sus noches de teatro, por el gran parecido entre ambos, adopta su personalidad. Al final, todo ello traerá consecuencias nefastas al traicionarse el uno al otro, por ello no se sabe quién es realmente el que muere o el que vive.


Sobre todo, se cierne la duda de quién es el autor de cada obra, aunque como dice el director, lo importante es el legado que han dejado durante siglos para el disfrute de sus libros en nuestra época.

19 julio 2016

‘Los misterios del Quijote’ desvelan el grial en la palabra

La palabra es el grial concluye El Brujo en ‘Los misterios del Quijote’. Tantos años buscando el grial y resulta que el Quijote revela que la palabra es siempre un grial que hace poderoso al hombre. Pero no solo esa palabra lo hace poderoso sino la misericordia que encierra, y para rematar la luz que se encierra en la rosa que forma parte del montaje escénico.

Descubrir ahora a Rafael Álvarez ‘El Brujo’ no es un misterio, ya que todo el mundo sabe quién es éste actor de gran calado en el panorama teatral español. Lo que sí es un misterio es la obra que ha traído este año a la Antigua Universidad Renacentista de Almagro, una obra en la que la risa está garantiza, ya que este juglar de la palabra sabe sacarla del público. Desde el momento uno, se mete al espectador en el bolsillo, con simplemente pedir el aplauso en su salida. Un genio de la palabra que, como tal, seduce con sus misterios, no del Quijote, sino del propio Brujo.

Rafael Álvarez es un clásico en el Festival de Teatro Clásico de Almagro, este año no podía faltar, y mucho menos en el 400 aniversario de la muerte de Cervantes. Si ya por el año 2005 trajera ‘El ingenioso caballero de la palabra’ en esa ocasión, en el claustro de los Dominicos, con una función en la que hubo intermedio incluido, de lo extensa de la obra, puesto que trataba de la primera parte de El Quijote. No podía quedarse atrás en un año tan especial y no traer a escena la segunda parte de este ejemplar libro que nos presentó por entonces. 

De nuevo volvió a recordar a su padre cuando contaba las historias del Quijote, de quien escuchaba atento como cada noche que volvía de trabajar contaba una aventura. Pero no toda la obra se centró en lo que es la segunda parte en sí, como buen juglar supo entrelazar actualidad con contemporaneidad, embobando a un público que estaba entregado a todo lo que sucediera en el escenario, desde el vuelo de una paloma espontánea hasta el bonito tapiz que mostró en el ecuador de la representación de un don Quijote y Sancho Panza en árabe.

Una rosa blanca formó parte de la escenografía de la función, ella simbolizaba el centro de la luz, esa luz que nos muestra muchas veces el camino de la misericordia. Esa rosa envolvía parte de los misterios de este Quijote que nos trae El Brujo hasta las tablas del AUREA. Un Brujo en estado puro de efervescencia en el que mezclaba la actualidad del país con la de antaño, siglos atrás. Recordando como el año anterior ese mal entendimiento entre Rajoy y Montoro en cuanto al IVA en cultura.


Con un escenario, como el propio artista calificó de, minimalista, se desarrolla el monólogo de este genio de la palabra, que envuelve con cada sílaba al respetable, arrancando la carcajada más sincera. Entre palabras, música y baile muy del estilo de El Brujo transcurren los minutos sin perder de vista la puesta en escena que envuelve todos los rincones del AUREA. Durante tres días ha puesto el cartel de no hay billetes, lleno absoluto. Era difícil conseguir una entrada para ver a un actor que en cada representación embruja al respetable. Y el secreto no es otro que estar enamorado del público, es un amor correspondido, puesto que el espectador está enamorado de su talento.

16 julio 2016

Las mujeres de la vida de Cervantes

Cinco fueron las mujeres que rodeaban la vida del escritor, su mujer, sus dos hermanas, su sobrina y su hija ilegítima. Las cincos nos relatan la vida desde otro punto de vista al que vemos el mundo que rodeo al escritor. Fernando Soto ha realizado un gran trabajo y con ello transmite la reivindicación de las mujeres por la libertad y por encima de todo que no se dude de su dignidad.

La obra comienza un 27 de noviembre de 1605, en Valladolid. Cuando un señor pide ayuda al estar herido de muerte cerca de la vivienda de nuestras protagonistas. Claro ante la muerte del individuo, la autoridad detiene al propio Miguel de Cervantes y a otros vecinos, hasta que averigüen quién es el responsable de la muerte del caballero. A las mujeres no las tienen en cuenta en ningún momento, pero al final son ellas las que luchan por esa libertad.

El escenario es un fiel reflejo de la casa donde las hermanas se dedican a coser. La hija y la sobrina se entretienen leyendo y ayudando, y la mujer de Cervantes, es la única con mente cerrada que quiere reflejar la verdad. Todo ello con las maletas que hay sobre el escenario nos van situando en los días que va transcurriendo la acción. Al final de la obra tienen que huir de Valladolid a la capital para salvarse, sin tener culpa del suceso.


Con una magnífica actuación del elenco de actrices entre las que figuran  Gracia y Sole Olayo como las hermanas de Cervantes, Clara Berzosa en el papel de hija de Miguel, Irene Ruiz como la hija de Andrea Cervantes y Yaël Belicha, la mujer de Cervantes, Catalina Salazar. Todas ellas se llevaron el aplauso caluroso del espectador por el buen trabajo realizado sobre las tablas.

15 julio 2016

Una ‘Celestina’ muy audaz encarnada por Gómez

Gran representación de José Luis Gómez interpretando el papel de Celestina, uno de los personajes más relevantes de nuestro Siglo de Oro. No sólo Gómez ha llevado su actuación a cotas tan altas, sino que ha estado acompañado por el elenco de actores que componen esta obra. Haciendo que el tiempo volara y sumergiéndote en la novela de Fernando de Rojas.

La historia de Calisto y Melibea no tendría relevancia sin el papel fundamental de la Celestina. Gracias a su hechicería consiguen el acercamiento, aunque su amor les dura muy poco debido a la mala fortuna, de la pareja. La trama tiene muchos más puntos, puesto que los padres de Melibea juegan un papel importante, al principio, en medio y al final. Ocupando la escena última el monólogo del padre tras la muerte de su mujer. Al igual que aparece en escena la casa de Celestina, con las mujeres que tiene a su cargo y mostrando a lo que se dedican. Esa es la parte central de la obra. Por otra parte, tenemos a Calisto con su criado, que le encarga que consiga los favores de Melibea. Tres planos que se juntan para volverse uno.

Una versión muy afable en la que el tiempo pasa volando, cuando te das cuenta han pasado dos horas y media en tu butaca pendiente de la trama que se desarrolla en las tablas. Donde un escenario con escaleras y maderas inclinadas llena la estancia. De esas maderas es donde surge la casa de Celestina y de otra mujer, se juega con las luces y lo que impresiona es al final como se prende un candelabro de siete brazos, símbolo judío, en la parte alta del fondo.

Un buen trabajo de José Luis Gómez tanto con la versión de la obra de Fernando de Rojas como con su interpretación en el papel de Celestina. No podemos dejar de mencionar al elenco de actores que lo acompañan sobre las tablas.


Al final de la actuación y tras la ovación recibida, José Luis Nieto, pidió un minuto de silencio por las víctimas del atentado de Niza. Silencio roto tras los aplausos finales.

Los celos nublan el entendimiento

¿Es tan grande el amor para privar de libertad a tu amado? Eso es load. En ‘El viejo celoso’ vemos como los celos son el argumento principal de la obra. En esta ocasión, el famoso entremés de Cervantes está representado en forma de Commedia dell’Arte. Una apuesta segura para despertar las risas del espectador.

Se estrenaba en la Antigua Universidad Renacentista ‘El viejo celoso’, versión de Adriano Iurissevich a partir del entremés de Cervantes. Un espectáculo en español e italiano que gustó mucho al público asistente, puesto que mostraba una interpretación con las máscaras de la Commedia dell’Arte. Además de Pantalón, que era el protagonista indiscutible, aparecían en escena las figuras de Arlequín, Franceschina, Capitán, Doctor, Enamorados, todo ello envuelto en un paisaje de amores, enredos, disfraces, transformaciones, golpes de efecto y reconocimientos.

Ya que al final de la obra, Pantalón vuelve con su gran amor, con el cual tuvo un hijo, del que no sabía de su existencia. Y resulta que ese hijo rondaba a su actual mujer. Un enredo amoroso que al final se resuelve con el triunfo del amor.

Si hay que ponerle un pero a la obra, que nada tiene que ver con la actuación del elenco de actores, es el sonido. Había momentos en que bajaban tanto el tono de voz, que era difícil seguirlos, sobre todo cuando hablaban en italiano. Para quien no comprendiera el idioma, sería un sonido mudo. El resto teníamos que afinarlo mucho.


En su conjunto, la obra tuvo una gran aceptación, por la forma de mostrar de un modo diferente un entremés de nuestro autor homenajeado en su centenario.

11 julio 2016

El ejemplo de Cervantes en sus novelas

Rota de dolor, por la noticia tan impactante recibida tras salir de ver un Cervantes Ejemplar que, te hizo navegar en la corriente cervantina y la modernidad más absoluta, me enfrento al papel en blanco, sin saber que podré transmitir con mis palabras. Si lo que escribo será un fiel reflejo de lo que vi en el escenario. Y de lo que los actores transmitieron al espectador.

Me van a disculpar por mezclar una cosa con otra, intentaré separarlas, pero cuando se tienen dos pasiones, una el teatro y otra los toros, y recibes un mensaje con lo que ha sucedido horas antes mientras tú estabas disfrutando de un buen espectáculo, las palabras no fluyen, los gestos se paralizan y no sabes cómo reaccionar. Cómo asimilar el suceso, que nada tiene que ver con la obra. Espero que sepan entender esta licencia que me he tomado, y ahora centrándonos en lo que acontece la obra ‘Cervantes Ejemplar’, decirles que me sorprendió gratamente, como da comienzo la función sin tener nada que ver con lo que piensas que vas a ver, a disfrutar de dos piezas cervantinas como son: El celoso extremeño y el licenciado Vidriera, pero claro todo a su debido tiempo se verá.

Las luces se apagan y sale en escena Chanfalla y Chirinos, aquellos vendedores que con sus palabrería, personajes del Retablo de las Maravillas, nos muestran la cruda realidad de la sociedad en la que vivimos para dar paso a la representación del celoso extremeño. Muy bien interpretado por Mariano Llorente. Sin dejar atrás al resto del reparto como son Manuel Agredano, Elisabet Altube, Marcos León y Jorge Varandela.

Después de esta representación vuelven a salir en escena los desparpajos de los vendedores para con ello sumergirnos y dar paso al Licenciado Vidriera de Lailla Ripoll, en el que nos muestran un licenciado sentado como buda, muy diferente al que Cervantes describiera en su obra, pero fiel a lo que el escritor reflejó en su libro.


Estreno absoluto en Almagro de este Cervantes Ejemplar que junto con Festival ha sido producido por Micomicón y A Priori Gestión Teatral.

09 julio 2016

A sus pies, mi Reina

Así es como terminó el público, del Espacio Miguel Narros, al termina su actuación Concha Velasco, rendida a sus pies. Grande en las tablas y grande en humanidad, puesto que se tomó la molestia de parar la gran ovación, que le estaban tributando, para agradecer a los presente como se había sentido en el escenario. Incluso durante la interpretación se olvidó de dónde se encontraba. Un lujo el poder haber disfrutado de una gran obra, que siendo un monólogo la expectación ha sido máxima y eso gracias a una gran actriz como lo es ella: Concha Velasco, una reina sobre las tablas.

Reina Juana es un monólogo sobre la vida de esta reina, que durante 46 años estuvo encerrada en el castillo de Tordesillas, donde a la edad de 76 años falleció. Concha Velasco interpreta el papel con una gran magistralidad total, dándole ese toque de dureza y pureza cuando la ocasión así lo requería. Un papel creado para la fuerza de esta mujer en el escenario, que aunque no ha sido reina como su personaje, lo ha sido, en muchos sentidos literarios de la palabra, en su vida y sobre todo, lo es en las tablas de cualquier teatro.

Concha Velasco interpreta uno de los papeles más significativos de su carrera. Un papel que lleva de un gran esfuerzo, porque mantener al espectador vibrante durante hora y media en sus butacas no lo consigue cualquiera, sólo un monstruo del escenario como es Concha. A la misma edad que la Reina Juana murió en Tordecillas da vida a su última confesión, dónde narra todos los vericuetos de su larga vida de encierro.

Por todos es sabido que la hija de Fernando e Isabel, los Reyes Católicos, estaba loca, pero no hay loco más cuerdo que el que dice la verdad, el que se revela ante todo y muestra cierto carácter fuerte para su época. De lo que pecó es de estar loca de amor, ese fue su gran error. Época en la que las mujeres no tenían ni voz, ni voto, daba igual que fueras Reina no no, prueba de ello es que nunca la dejaron gobernar, por las ansias de poder que los hombres de su vida tenían. En primer lugar su padre Fernando El Católico, para posteriormente ser su marido Felipe de Hamburgo, más conocido como Felipe el Hermoso el que se opusieran a que ella reinara. A él lo sucedería su hijo Carlos I y en último lugar, su nieto Felipe II. Cuatro hombres que le privaron de una vida, de estar rodeada de su familia y de su pueblo. Fueron 46 años de encierro para una persona de gran vitalidad, muy diferente a la época que le tocó vivir. 

Con un escenario muy sobrio, como sobrio fue su encierro en aquel castillo de Tordesillas, Reina Juan confiesa todos los sentimientos que ha albergado durante su reclusión, sentimientos que expresa ante su confesor, que en esta ocasión es el público soberano el que la escucha atentamente.

Tanto Ernesto Caballero, al haber mostrado el lado más humano de esta reina desconocida por todos, como Gerardo Vera, al dirigir una obra de tal magnitud, nos han mostrado una cara muy diferente de los sentimientos de una Reina. Una Reina encarnada por una Concha Velasco que le ha dado la fuerza y la garra que el personaje requería en cada momento.


Una obra que no hay que dejar de ver y más cuando una actriz de la categoría de Concha Velasco es la primera vez que actúa en la cuna del teatro, como es el Festival de Teatro Clásico de Almagro. Esa oportunidad no se puede dejar pasar. Si rizamos más el rizo decir que ha recibido el premio Corral de Comedia un día antes de su función. Con ese aval, el éxito está asegurado, y así fue. Gran ovación y el respetable en pie para premiar el esfuerzo realizado y el gran trabajo de la actriz.

Emocionante baile hacía Cervantes

La Compañía Nacional de Danza ofreció un espectáculo lleno de magnetismo que atrajo a los espectadores del AUREA. No hacía falta entender de danza para sentir y vibrar con lo que se desarrollaba encima del escenario. Don Quijote Suite ofreció la versión más seria del espectáculo, mientras Minus 16 fue la expresión hecha movimiento.

En realidad, no hacía falta ser un experto en danza clásica, para poder disfrutar de las dos funciones que nos ofreció la Compañía Nacional de Danza, dirigida por José Carlos Martínez. Era pura expresión lo que se vio sobre las tablas de la Antigua Universidad Renacentista. Un espectáculo que atraía con cada danza, en cada acto y sobre todo, en la colaboración del público que presto se dispuso a participar en la invitación que le brindaban los bailarines. Un espectáculo de goce y disfrute que te envuelve de tal manera que las palmas y los pies se mueven al son de la música en Minus 16.

Con motivo del 400 aniversario de la muerte de Cervantes la Compañía Nacional de Danza no le podía rendir mejor homenaje que representar una parte del segundo volumen de El Quijote como son las bodas de Camacho. La coreografía es de José Carlos Martínez que se inspiró en las versiones de Marius Petipa y Alexander Gorski para su Don Quijote Suite. La acción se centra en los amores tumultuosos de Quiteria y Basilio dejando a un lado al propio Don Quijote y Sancho.

Por su parte, en Minus 16 se vivió una representación muy novedosa que impactó por su propia excentricidad. En esta ocasión la coreografía corrió a cargo de Ohad Naharin. Impredecible fue cuando los bailarines salieron a por la gente del público, que gustosa les acompañó, imitando sus bailes y disfrutando de esa parte de la función.


Un buen trabajo realizado tanto por el director, coreógrafos y bailarines. Una sensación muy especial ver un clásico interpretado al son de la música. A Cervantes seguro que le hubiera emocionado, y mucho más en una fecha tan especial

08 julio 2016

Lluvia de aplausos ante un alcalde muy justo

A pesar de lo oscura y fea que se puso al principio la noche con la lluvia, al final esas gotas se transformaron en aplausos al acabar el espectáculo. Hasta en cinco ocasiones tuvieron que salir a saludar el elenco de actores que representó El alcalde de Zalamea, en el Hospital de San Juan, el día de la inauguración del Festival. Una obra clásica en la que Helena Pimenta y su equipo se coronan en lo más alto del Siglo de Oro.

Si tuviéramos que apostar, a las diez de la noche, sobre si arrancaría el Festival de Teatro Clásico, las predicciones serían negativas. La lluvia hizo acto de presencia. Aun así, no mermó el ánimo del espectador, que paraguas en mano hacía cola para poder ver el espectáculo de la Compañía Nacional de Teatro Clásico. La expectativa estaba servida. Algunos lanzaban rumores de que pensaban suspender, con el tiempo cómo se iban a arriesgar. El mundo no está hecho de cobardes y tras lo que lleva consigo el montaje de la obra, sobre todo las ilusiones de ofrecer una representación digna de la apertura del Festival, no iban a dejar en manos del tiempo tal decisión.

A las 22:40h las puertas del Hospital de San Juan se abrieron, y con ellas la esperanza de los presentes. El temor de la suspensión se disipó como gota de agua frente a los rayos del sol, cuando la directora de la obra, Helena Pimenta, anunció que sobre las once se abrirían las puertas, que estaban limpiando todas las butacas. Una gran ilusión se reflejó en el rostro de la concurrencia.

El retraso de media hora que sufrió la obra, bien mereció la espera, puesto que el espectáculo que nos esperaba era digno de ver. Como siempre, que encima de las tablas está la Compañía, el éxito está asegurado, no defraudan.

El reflejo de las primeras imágenes, a cámara lenta, donde se desarrolla un partido de pelota vasca, hizo imaginar un Alcalde de Zalamea muy diferente de lo que en realidad es el clásico del Siglo de Oro. Frente a un escenario sencillo, reflejo de un corral de los de antaño, se desarrolló la acción en la que se narra el abuso de poder y las injusticas que los tercios españoles hacían en aquella época, en las casas humildes de las localidades por las que pasaban.

En esta ocasión, fue en el pueblo de Zalamea, donde los soldados descansaron en la casa del más pudiente del lugar, Pedro Crespo, encarnado por un magistral Carmelo Gómez que le confería a la obra tal magnitud. Desde el minuto uno el espectador sintió la fuerza de su interpretación. Un don Pedro con una gran serenidad, a pesar de las circunstancias por las que pasa, en las que al final, consigue justicia por el deshonor que han causado a su hija, tras ser nombrado alcalde de la villa.  Un don Pedro que mantiene un duelo verbal con don Lope, duelo de dos titanes en el escenario, que centran la atención principal de la obra.

Importante, también, la actuación de don Lope, en esta ocasión interpretado por un grande del teatro como es Joaquín Notario, destacando de su personaje la fuerza que tienen a la hora de mostrar su disgusto y asumir el poder. Notario hace suyo el papel, lo lleva a siglos pasados, creando esa energía que impera en la simbiosis con Gómez, ya que sus escenas se convierten en puro placer.

No hay que olvidarse de Nuria Gallardo, en su papel de Isabel, la hija deshonrada, que aparece en escena de forma tímida para ir cogiendo fuerza a lo largo de la trama. Impresionante el monólogo tras la violación y más emotivo el reencuentro con su padre.

El punto de maldad lo pone en esta ocasión Jesús Noguero, con el papel de capitán don Álvaro de Ataide. Transmite el capricho de un capitán por conseguir cuanto desea. En esta ocasión a la joven Isabel a la que rapta y viola. Gracias a la justicia no sale impune de sus fechorías. Por mucho que don Lope intenta evitarlo. Cuando en la escena final aparece el Rey, no pone en duda la decisión acertada del alcalde.

El punto cómico de la obra lo pusieron David Lorente y Clara Sanchís con los personajes de Rebolledo y La Chispa, dos soldados al servicio del capitán en todo lo que les manda, a veces acertadamente y otras no tanto. La música y la alegría relajan los momentos de tensión.

No quiero olvidarme del papel de Rafael Castejón, como el hijo del alcalde, que al final quiere vengar la deshonra de su familia matando a su hermana. Antes había herido al capitán por lo que había hecho. Su padre también lo prende preso, evitando así una tragedia más.

De nuevo Helena Pimenta ha acertado con los clásicos presentándonos un Alcalde de Zalamea con una interpretación magnífica en la que a pesar de la dureza de la obra ha sabido transmitir emoción, diversión e intensidad. Con un majestuoso elenco que han sabido mantener al espectador sentado en su butaca expectantes por el desarrollo de la misma. Muestra de ello fue el tributo, a modo de ovación, que le brindaron al trabajo realizado.

Si hubiera que ponerle un pero a la obra, sería el sonido, que en algunas escenas no llegaba con claridad de lo bajo que se escuchaba. Por lo demás todo perfecto, iluminación, escenario, vestuario, e incluso la música.


Una obra digna de ver en un escenario como es el Hospital de San Juan, desde aquí una invitación para no perderse esta obra. Muchas veces se ha representado pero al final acaba sorprendiéndote esta nueva versión de la Compañía Nacional de Teatro Clásico. Hasta el 17 de julio tienen oportunidad de verla en un enclave como es Almagro.