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28 julio 2013

Gutiérrez Mora debuta con los del castoreño por la puerta grande

Sánchez Vara y Aníbal Ruiz acompañan al joven novillero en el triunfo


Con media entrada en los tendidos y con la sustitución de Víctor Puerto en el cartel, donde se podía leer en la entrada de la plaza, que en su lugar torearía Sánchez Vara.  Así comenzó el festejo en el que se lidiaron cuatro toros de El Ventorrillo de juego desigual, concediéndole la vuelta al ruedo al cuarto, de nombre “Mancheguito” herrado con el número 83, y dos novillos de Víctor y Marín, nobles y de juego desigual. 

Abría cartel Aníbal Ruiz que cogió el capote como si cogiera un lienzo, para dibujar verónicas en él. Aunque de primeras el burel cogió muy bien los vuelos de su capote, en la muleta la cosa cambió, por mucho que Aníbal Ruiz intentó ligar los pases, el de El Ventorrillo se resistía y lo frenaba, de uno en uno es como consentía. La constancia del diestro consiguió algún pasaje por el pitón derecho, que era el mejor del cornúpeta. El fallo con la espada deslució su labor. Leves palmas se escucharon en el tendido. 



Y como este diestro no es de los que se deja ganar la partida, y viendo que sus compañeros ya habían abierto la puerta grande, salió a por todas, de nuevo se topó con un enemigo que no quiso colaborar desde un principio. Lo mismo pasó con los primeros compases de la faena, fue en mitad de la misma donde empezó a coger otros vuelos. A realizar un toreo de más calidad para conseguir el triunfo. Estocada casi entera para cortar las dos orejas. 

Sánchez Vara entró por la puerta de la sustitución, pero salió por la puerta grande, con un triunfo muy redondo, cuatro orejas y un rabo. Pechó con un buen lote, sobre todo su segundo, que le concedieron la vuelta al ruedo, por la nobleza que transmitió. 

Con una larga cambiada combinada con verónicas, chicuelinas y revolera saludó a su primer enemigo. Lo llevó galleando por chicuelinas. En banderillas dio espectáculo. Sentado en el estribo comenzó la faena muleteril, para continuar toreando de rodillas. El toro le hizo un extraño ya en galleo, y no estaba todo lo confiado que debiera Sánchez Vara. Aún así dejó una faena que llegó al tendido. Tras la estocada, el respetable pidió las dos orejas que paseó por el tendido. 



Otra cosa fue el segundo de su lote, un toro de una gran nobleza y fijeza, que tomaba la muleta con una calidad extraordinaria. El diestro alcarreño lo recibió con dos largas cambiadas para continuar a la verónica y rematar con dos medias de cartel de toros. Quitó por navarras. Y de nuevo dio espectáculo en banderillas, sobre todo, con un par al quiebro. Con un toreo más sentido, enfajándose con el astado y dejando tandas de gran calidad, destacando una al natural donde se veía la conjunción que existía entre torero y toro. Mata de estocada y consigue los máximos trofeos y la vuelta al ruedo de su enemigo.

El novillero Gutiérrez Mora debutaba con el castoñero, y que mejor marco que la plaza de su localidad natal. Una apuesta muy arriesgada y a la vez bonita, puesto que es en la tierra de uno donde más se exige al torero, y donde él mismo se exige y se entrega. 

Gutiérrez Mora no defraudó a nadie. Y bien seguro que se calificó con muy buena nota, puesto que cortó cuatro orejas y un rabo, las primeras que se han depositado en su esportón de novillero con caballos. 
El novillo de su debut no fue el que un joven sueño para plasmar su toreo. Fue un ejemplar muy complicado, que había que hacerle las cosas por bajo y someterlo para poder moldearlo. Con el capote poco pudo hacer, lo mismo que sucedió con el inicio de faena. Fue en mitad de la misma donde Diego empezó a bajarle la mano y a encontrarse más a gusto, puesto que veía la respuesta del utrero. Un pinchazo y una estocada le sirvieron para pasear las primeras orejas de su nueva etapa. 



En el que cerraba plaza, un novillo con más nobleza y calidad, fue donde se sintió este joven novillero, donde plasmó su toreo al natural. Donde llegó a los tendidos. Y no por paisanismo le otorgaron los máximos trofeos. No. Se los dieron porque entendió muy bien a su enemigo. Porque realizó el toreo que siente, y máxime, cuando este novillo se lo brindas a tu madre, por narices la cosa tiene que salir bien. Puesto que es una prueba muy difícil de superar, y que Gutiérrez Mora, superó con creces. Estocada y los máximos trofeos. 

27 julio 2013

El temple de Aníbal Ruiz y el buen lote de Sánchez Vara abren la puerta grande de Almadén

Eugenio Pérez, que sustituía a Pérez Mota, tuvo que irse a pie



Con un tercio de entrada, en tarde apacible, se han lidiado seis astados de la ganadería de El Ventorillo, bien presentado, nobles y de buen juego. Vuelta al ruedo al quinto de la tarde, “Coleto” herrado con el número 88. Tras deshacerse el paseíllo se guardó un minuto de silencio por las víctimas del accidente ferroviario de Santiago de Compostela. 

Templada estaba la tarde, sin un ápice de calor que molestara en los tendidos ni en el ruedo. El único temple que se vislumbraba era el de las muñecas de Aníbal Ruiz, que supo templar de una manera magistral a su primer enemigo. Verónicas que pronto calaron en el tendido y que gustaron por su forma de ser dibujadas en el albero. Pero no fueron los únicos lances con el capote que dio Aníbal. Un quite por chicuelinas dejó constancia nuevamente de ese temple. Con la muleta se vivieron dos momentos diferentes. Un primero, que iba en sintonía con los compases con el percal, donde llevó muy templado y embebido a la muleta a el de El Ventorrillo. Y un segundo, en el que el toro no se dejó templar. Mató de estocada y arrancó la primera oreja. 



En el cuarto de la tarde, un bonito toro de estampa, poco quiso saber del capote que le ofrecía el de Alcázar de San Juan. No lo tomaba con la codicia que debería, sin prestarle atención. Para ponerle la emoción que le faltaba al toro, Aníbal Ruiz se sentó en el estribo para comenzar la faena muleteril. Al burel le costó encontrar la sintonía y entrar en la muleta del torero, pero la mano experta del diestro fue arma más que suficiente para someterlo. Destacar el final de faena al natural. Mató de media estocada, estocada casi entera y descabello. Dos orejas. 

Sánchez Vara tuvo la suerte de cara, le tocó el mejor lote, y supo aprovecharlo de principio a fin. A su primero lo recibió a la verónica combinando con chicuelinas y una revolera, pronto llegó a los tendidos su saludo. Para seguir reclamando la atención del respetable en el tercio de banderillas, donde dejó tres pares siendo al violín el que cerraba el ciclo. Con la muleta se vio un Sánchez Vara con mucho oficio y que sabe aprovechar las buenas embestidas de sus enemigos. Ante un animal tan noble dejó pasajes de gran calidad, como los dados al natural. Estocada tendida y caída. Oreja. 



Y como dice el refrán “No hay quinto mal” y efectivamente así fue. El mejor del encierro Salió por toriles. De nombre “Coleto” herrado con el número 88. Un ejemplar de una gran calidad y nobleza, premio que se le concedió con la vuelta al ruedo. En el tercio y con la rodilla en tierra Sánchez Vara le dio dos largas cambiadas, ya el torero se olió la calidad de este ejemplar, y siguió toreándolo a la verónica. Con chicuelinas al paso lo condujo hasta la jurisdicción del picador. Y no iba a dejar sin más muestra de su saber capoteril, quitó por navarras rematando con revolera. Bello para al quiebro el que dejó en tercer lugar. Con las rodillas en tierra comenzó la faena muleteril. De nuevo un gran toro al que había que hacerle las cosas muy bien, y así lo entendió Sánchez Vara que le imprimió temple y torería. Estocada que sale despedida y tiene que volver a entrar a matar dejando una casi entera. Le suena un aviso pero aún así corta las dos orejas y se le concede la vuelta al ruedo a este buen ejemplar. 

Mala suerte tuvo con el tercero Eugenio Pérez, que entró por la vía de la sustitución. Se topó con un ejemplar muy paradito, al que había que hacerle todo y poco ayudaba al torero. Un toro al que le costaba tomar los trastos que le ofrecían, y el que pronto se rajó. Estocada caída, aviso y silencio para el torero. 



En el que cerraba plaza, Eugenio Pérez quiso quitarse la espinita y el mal sabor de boca que le había dejado su primer enemigo, pero en esta ocasión fue la tizona la que le distancio del triunfo. La que no quiso que saboreara las mieles del éxito junto a sus compañeros de terna. A pesar de no salir por la puerta grande, sino hacerlo a pie, dejó constancia tanto con el capote y con la muleta de que hay madera de torero. Tras varios pinchazos consiguió la estocada, que de poco le sirvió, sino para silenciar su labor. 

21 julio 2013

Puerta grande para Emilio Huertas en su alternativa junto a su padrino, Iván Fandiño, y al testigo de la misma, Daniel Luque




Por rumbas comenzó la tarde en Manzanares. Tarde importante para el toricantano Emilio Huertas. Se doctoraba como matador de toros con un padrino de excepción, Iván Fandiño, y un testigo de lujo, Daniel Luque. “Rumbero”, marcado con el número 49, negro mulato abría la puerta de chiqueros para ser recibido por un Emilio Huertas con ganas de triunfo, de no defraudar a nadie y de sacar Cum laude en su alternativa. Y así fue. Tres orejas que fueron a parar a su recién estrenado esportón de matador de toros.

Saludó a la verónica a “Rumbero”, los primeros compases parecían que iba a haber faena grande, pero el de Los Millares perdió pronto el compás y no quiso seguir el son que le marcaba el de Santa Cruz de Mudela, poco le duró con la muleta. Lo que pudo ser, se quedó en una buena tanda por el pitón derecho. Mató de estocada un pelín delantera, que tal vez por ello la presidencia le denegara esa segunda oreja que el respetable pedía con insistencia.

A por todas salió en el que cerraba plaza. No quería que sus compañeros le ganaran la partida, y toreó de tú a tú con ellos, sin demostrar en ningún momento que era el más joven. Se midió de igual a igual. De nuevo desplegó su capote para dejar constancia de su estilo a la verónica. Con un mejor ejemplar pudo dar dotes de lo que espera a la afición con este torero. Un torero que tiene gusto con la franela y que posé un valor sereno que bien combinado puede dejar tardes importantes como la del día de su alternativa. Mató de estocada y descabello, y esta vez, sí, el presidente le otorgó las dos orejas.

Por su parte, el padrino de alternativa, Iván Fandiño expresó en el albero, de la centenaria plaza de Manzanares, su personalidad y toreo de gran figura. Fandiño está atravesando un gran momento, y muestra de ello la gran dimensión que dio en el cuarto de la tarde. Un toreo que cala hondo en la afición, y por ende se queda grabado en la retina de todo buen aficionado que se precie. Tras recibir a su ejemplar con un buen ramillete de verónicas. Se colocó muy cerquita de tablas a pies juntos para iniciar la faena, donde el astado pasó muy cerca, como lo hizo durante toda la faena. Gran magnitud de buen toreo y de buen torero mostró. Se enfajó tanto por el pitón derecho como por el izquierdo. Toreando en profundidad y dándole su tiempo al de los Millares. Mató de estocada un pelín caída. En esta ocasión el protagonista lo quiso acaparar el presidente que denegó la segunda oreja a Iván Fandiño, llevándose, por consiguiente, una monumental bronca.

Con su primero, lo tuvo que torear a media altura, y tirar del arrimón para poder arrancar las embestidas del que hacía segundo, puesto que tras la larga cambiada y el lanceo a la verónica se quedó sin fuerzas. Estocada y dos orejas. 

El testigo de alternativa tampoco pasó inadvertido. Daniel Luque estuvo a la altura de la tarde, como lo lleva haciendo desde que es matador de toros. A pies juntos recibió a la verónica al tercero de la tarde. Cerrando el saludo con un lance del desprecio que gustó mucho.  Con la muleta empezó con ayudados por alto para proseguir con una faena en la que pronto se quedó sin enemigo. Aún así Luque sacó todo lo bueno del su enemigo. Mató de una estocada en su sitio y cortó los dos apéndices del burel.


Con las rodillas en tierra lanceó  al que salió en quinto lugar. De nuevo se topó con un enemigo falto de fuerzas. Los grandes toreros se muestran en su mayor dimensión con estos toros, en los que ellos tienen que hacer todo, y así lo hizo Daniel Luque, dejó constancia de su clase y estilo. Mató de estocada, y cuando el burel estaba a punto de caer, el presidente mandó recado al ruedo. Oreja.

Ficha del festejo

Con menos de media plaza se celebraba la primera tarde de la feria de Manzanares, se lidiaron ejemplares de Manuel Ángel Millares, de juego desigual, nobles y flojos.

Iván Fandiño, dos orejas y oreja tras petición
Daniel Luque, dos orejas y oreja tras aviso
Emilio Huertas, que tomaba la alternativa, oreja y dos orejas

Se desmonteraron, en el primero los hermanos Otero y en el tercero, Antonio Manuel Punta y Jaime Padilla.